En la mayor parte de los casos, la miopía se desarrolla entre los 8 y los 12 años, yendo en aumento generalmente entre los 10 y 16 años, aunque puede llegar incluso hasta los 20 años. Por tanto, es muy extraño que la miopía afecte a una persona desde su nacimiento.
Esta disfunción viene precedida por un período de tensión negativa y de fatiga visual de lectura. En esta etapa, el niño presenta una degradación miópica en su acomodación, fácil de descubrir por un óptico-optometrista.
Al detectar esta fatiga, es conveniente acudir a un profesional para realizar un análisis visual y recibir los consejos adecuados sobre higiene visual, así como prescribir lentes duofocales o lentes de contacto, si procede.
La miopía es muy sencilla de descubrir, puesto que el niño miope no ve de lejos.
De esta manera, entornará los párpados para ver de lejos, se acercará mucho al aparato de televisión, no verá la pizarra en el colegio…
Hay un sencillo truco para comprobar si su niño es miope. Realizar un pequeño orificio de 1mm, en un cartón negro (agujero estenopeico) para que el niño mire de lejos a través de él.
El niño miope verá mejor cuando lo haga a través del agujero.
La causa principal de la miopía es la mala utilización de la visión de cerca, al no observar las normas de la higiene visual: posturas y mobiliario incorrecto, distancias demasiado cortas a los objetos, iluminación defectuosa.
Por otra parte el porcentaje de miopes entre los adultos aumenta según los años de estudio: entre aquellos que terminaron la enseñanza universitaria hay muchos más miopes que entre los que sólo cursaron el ciclo escolar primario.
Generalmente, la miopía aumenta de manera importante entre los 10 y los 16 años.
Por eso es interesante que el niño entre 6 y los 14 años acuda anualmente a un examen optométrico realizado por un profesional, para poder descubrir una miopía naciente y frenar así su evolución. Después de los 20 años la miopía, por norma general varía poco.
Es posible que los adolescentes miopes desarrollen complejo de inferioridad, por lo que los padres tienen que estar muy atentos a este tema.
Una gran solución para estos adolescentes es el uso de las lentes de contacto.
No es posible curar la miopía, puesto que no es una enfermedad. Hay tres métodos fundamentales para corregir la miopía : gafas, lentes de contacto y cirugía refractiva. Con las gafas se consigue una perfecta visión. Lo único que empaña este medio corrector, es que en los miopes fuertes, las lentes hacen el ojo pequeño.
Otro método son las lentes de contacto, cada vez más usadas por todo tipo de público, ya que permiten una gran comodidad y gran libertad de uso además de una gran calidad de visión.
La agudeza visual varía a lo largo de la vida y se mide por un sistema decimal, siendo el valor 1 el que representa una visión óptima. Es el óptico-optometrista quien debe realizar dicha prueba.
Por otra parte, hay que tener en cuenta que la graduación de las gafas, solo informa del grosor de las lentes, puesto que hay personas que con más dioptrías puden ver más que otras con menos.
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